Si bien participar en deportes o competiciones es un pasatiempo altamente recomendado para todos, estas
actividades asumen una importancia particular en el caso de las personas afectadas por discapacidades físicas o
sensoriales.
Lejos y por encima de los objetivos inherentes a todas las actividades físicas y deportivas, representa para ellos un
medio de escape de una existencia a veces sedentaria y del aislamiento a menudo impuesto por una
discapacidad. Para los ciegos y las personas con baja visión, el Judo puede ser instrumental en lograr la
independencia del movimiento y en el desarrollo de capacidades físicas que permitan una mejor
adaptación a la vida cotidiana.
Pocos deportes se ajustan tan bien como el Judo para permitir que los ciegos compitan en las mismas
condiciones contra atletas videntes.
Un buen judoka debe guiarse por lo que siente y no por lo que ve. Los ciegos tienen ventaja, tienen más sentido
para el judo que los deportistas videntes. Un ciego aprende las técnicas sintiéndolas en su propio cuerpo, son capaces
de sentir un ataque antes que ningún vidente lo haría. El Judo desarrolla autodisciplina y respeto por uno mismo y por
los demás, facilitando los medios para aprender autoconfianza, concentración y conductas de liderazgo, así como
coordinación física , fuerza y flexibilidad. Como deporte que ha evolucionado de las artes marciales, desarrolla control
completo del cuerpo, equilibrio y ágiles reflejos. Sobre todo desarrolla una reacción mental bien coordinado. El
entrenamiento da a la persona un sistema efectivo de autodefensa si llegara la ocasión.